Hola, me llamo Carmen y he decidido comunicarme contigo para que entiendas un poco más a lo que me dedico y puedas beneficiarte de mis capacidades.
Tengo la enorme suerte de haber nacido con el don de la clarivencia. La videncia natural es una forma diferente de percibir la realidad y las personas que tenemos la ventaja de disfrutar de esa capacidad especial podemos percibir ciertas cosas y señales que pasan desapercibidas para el resto de las personas.
Yo fui consciente de mi don cuando era muy pequeña. Recuerdo todavía el día exacto en el que me di cuenta que esas imágenes que de vez en cuando asaltaban mi mente eran datos futuros o pasados que podían ser de gran ayuda a la gente que me rodeaba. Recuerdo que un día vi a la vecina de mis padres tremendamente triste, desesperada, inquieta y sumida en una profunda desesperación. Le estaba contando a mi madre que su adorado perro se había escapado. Un día tenía la puerta abierta y el perro salió corriendo persiguiendo el ruido de una moto que aquel día pasaba por la puerta y que le había alterado enormemente. Había salido a buscar al perro, por todas partes, recorriendo los lugares que conocía y los próximos a su hogar tratando de encontrar a su fiel mascota, pero no había habido suerte y ya no sabía qué hacer.
Mi madre trataba de consolarla, inútilmente ya que poco se puede decir cuando alguien experimenta una situación tan difícil como perder una mascota querida. Yo estaba con ellas, escuchando atentamente lo que la vecina narraba sumida en lágrimas. La miraba fijamente a los ojos, percibía su dolor, su tristeza y su desesperación. De repente en mi mente se formó una visión clara y nítida. Veía al perro escondido debajo de un puente, rodeado de agua y con una mirada de terror en sus ojos al no poder salir de aquella zona tan estrecha.
Sin pensarlo dos veces me levanté y salí a la calle. Me dirigí a un paraje que había cerca de mi casa con árboles. En ese paraje había un puente por debajo del cual circulaba un río que en aquella época del año poseía bastante poca cantidad de agua.
Me colé por debajo del puente y en un pequeño rincón, agazapado entre unas piedras de tamaño considerable y rodeado de agua estaba el perro. Me dirigí a él y con palabras amables lo llamé hacia mí. Lleno de temor el perro se acercó a mí y pude sacarlo de su cárcel improvisada. Volví a casa con mi madre y la vecina. Cuando ella me vio aparecer con el perro en brazos su cara se iluminó. Le invadió una alegría sin igual, había recuperado a su mascota, su compañero en los últimos tiempos y no sabía como demostrar esa alegría que sentía.
Mi madre y mi vecina se quedaron mirándome con los ojos muy abiertos. No sabían cómo había podido yo encontrar al animal tan rápido cuando llevaban dos días buscándolo. Me preguntaron directamente donde lo había encontrado y como lo había sabido y les contesté “lo he visto”.
Tras aquel episodio las visiones sobre aspectos relacionados con la vida de las personas que me rodeaban se sucedieron con mayor frecuencia y mi madre comprendió que yo poseía un don especial, algo que no había visto con anterioridad y me ayudó en todo lo que pudo para que yo pudiese potenciarlo.
Me he preparado a lo largo de muchos años, para poder prestar una ayuda sin precedentes a todas aquellas personas que quieran desvelar un poco más sobre lo que el futuro les depara. Cuando alguna inquietud acecha tu alma, cuando quieres entender lo que está sucediendo en tu vida para poder tomar las mejores decisiones la ayuda de la videncia sin cartas puede marcar un precedente sin igual, estableciendo un antes y un después en tu vida, el momento en el que el destino te reveló información sobre lo que iba a acontecer gracias a mi ayuda.
En qué consiste la videncia sin cartas
Seguramente habrás oído hablar de las lecturas de tarot como medio de adivinación. Las personas capaces de llevar a cabo este tipo de lecturas de tarot poseen una capacidad especial para entender el significado de las cartas, pero no pueden prestar su ayuda si no es empleando esta herramienta, las cartas del tarot.
La videncia sin cartas se desarrolla sin el uso de ningún tipo de herramienta. El único medio por el cual puedo percibir cosas que los demás no pueden percibir es mi mente. Gracias a mi capacidad puedo entrar en consonancia con las personas que deciden acudir a mí para que les ayude y gracias a mi don percibo señales que me permiten ofrecerles datos mucho más concretos.
Por ejemplo, si alguien está interesado en conocer si va a encontrar el amor, la videncia sin el uso de cartas puede indicarle la fecha en la que tendrá lugar, el sitio e incluso darle indicaciones de como sucederá. Cuando recibo una imagen sobre una persona se muestra ante mí con total nitidez, sin sombras, como si estuviese contemplando una secuencia de un programa de televisión.
La videncia pura como la que poseemos las videntes de nacimiento no entiende de horarios, se puede resumir como la capacidad que poseemos algunas personas de tener visiones que hacen posible aconsejar a otras personas para que estas puedan tomar mejores decisiones que les lleven hacia un futuro mejor.
Las videntes ofrecemos un medio de adivinación mucho más preciso que otros como puede ser el tarot. Poseemos una capacidad transmitida por nuestros antepasados que nos hace mucho más sensibles a realidades paralelas, que permiten arrojar luz sobre hechos que acontecieron en el pasado de una persona y que esta no alcanza a comprender o sobre hechos futuros que van a ocurrir.
El universo nos envía señales, y a veces pueden no ser señales relacionadas con la pregunta que inquieta al consultante. La capacidad de recibir visiones es totalmente una voluntad del universo y ofrece la información que considera más relevante en cada momento y situación. Por ejemplo, si alguien está interesado en descubrir el futuro profesional de un hijo suyo es posible que el universo entienda que es más conveniente que sepa que otro de sus hijos está iniciando un camino destructivo en su vida, permitiendo de este modo que pueda recibir la ayuda que necesita.
Esto no quiere decir que de una sesión de videncia salgas sin obtener respuestas, nada más lejos de la realidad. El universo es sabio y determina que información puede resultar más beneficiosa en ese momento para tu vida. No será información trivial ni nada por el estilo, es información que tarde o temprano descubrirás la relevancia que posee y podrás sacar todo el partido de la misma. Hazme caso, la videncia te dará las pautas para que puedas mejorar muchos aspectos de tu vida, gracias a mi capacidad para recibir señales que a ti te han pasado desapercibidas que, aunque se han puesto en tu camino tú no has podido o sabido aprovechar.
La videncia es un regalo del universo. Es algo que me enorgullece tener y una capacidad de la que no me desprendería nunca. Quiero ayudarte a ti también y para ello necesito conocerte. Yo no puedo tener visiones a voluntad, no es como en el caso de la tirada de tarot que en cualquier momento puedes lanzar las cartas y descubrir hechos futuros.
En mi caso necesito tener una relación más estrecha contigo. Necesito que tú confíes en mí, que tengas la mente abierta, dispuesta a enviarme todas las sensaciones y sentimientos que te embargan para que así yo pueda preparar mi mente para que puedas conseguir las guías que necesitas para mejorar tu presente y tu futuro.
¿Empezamos a conocernos?
Una de las cosas que más disfruto desarrollando mi profesión es la felicidad y la tranquilidad que las personas que consultan conmigo consiguen tras hablar conmigo.
Las videntes de nacimiento disponemos de un regalo sin igual, nuestros antepasados han decidido otorgarnos el don de recibir imágenes adivinatorias de diversos temas, consiguiendo fechas y datos concretos que harán la vida más fácil a alguna persona relacionada con esa visión.
Esa capacidad de captar ese tipo de señales también puede adquirirse, entrenando la mente de una forma especial y durante mucho tiempo. Pero entre aprender esa capacidad o poseerla hay una gran diferencia, es por ello que las videntes naturales son las solicitadas.
Una vidente de nacimiento ofrece en sus consultas predicciones más certeras ya que el tipo de señales que recibe son, en general, mucho más precisas. Pero para poder sacar el mayor partido a este don es necesario que la vidente pueda fundirse, de algún modo, con la persona que tiene delante.
Desgraciadamente en este mundo existen algunas personas que creen disponer de esta capacidad y es posible que la posean, pero en una medida en la cual no es posible ayudar a nadie. Por ejemplo, determinar quien te llama sin levantar el auricular del teléfono o verlo en una pantalla es una forma simple de adivinación, pero tener esa capacidad no habilita a una persona para guiar a otra en su vida dándole datos concretos sobre hechos futuros o pasados.
La videncia sin cartas es una forma de videncia pura y natural. No utiliza herramientas ni pistas, no necesita un medio para comunicarse con el futuro ya que el propio universo ha elegido a esa persona para actuar como representante suya y transmitir lo que considera oportuno durante una consulta.
Tener a una vidente de confianza es un arma para luchar contra la incertidumbre del presente y la incomodidad del pasado, es la mejor forma de entender hechos que ya han sucedido y cuyas consecuencias pueden estar aún presentes, es la forma más eficaz de anteponerse al futuro y poder tomar las decisiones que harán tu vida más fácil y cómoda. Ahora que quizá estés sumido en una incertidumbre un poco incómoda o que estés pasando un momento complicado vamos a conocernos, cuando hables conmigo encontrarás las pautas y las directrices para caminar por la vida con mayor tranquilidad y seguridad, ¿empezamos?